La robótica y la inteligencia artificial han sido una gran inspiración para el género de ciencia ficción. Desde los albores del género, la IA, término acuñado en 1956 por John McCarthy (al que se le atribuye también el término de “cloud computing”), ha sido un gran generador de tramas y conflictos para el desarrollo de historias inspiradoras, convirtiéndose en una expresión alegórica de la búsqueda de lo humano a través de lo que parece su antítesis: una máquina inteligente.
Con más o menos acierto, Hollywood ha creado, con los años, un retrato muy bien definido de lo que nuestra cultura entiende por Inteligencia Artificial. Abordando el tema desde diversos puntos de vista, la industria del cine ha conformado el imaginario colectivo sobre qué esperar del avance de la tecnología del deep learning actual.
Voy a hacer una lista personal de las películas que, a mi juicio, retratan mejor el asunto de la IA en el cine y que, de un modo u otro, supieron anticipar lo que hoy empieza a ser ya una realidad. Analizaré sólo las tres primeras, pero querría destacar algunas otras que tratan algunos de los temas que servirán, posteriormente, para llegar a varias conclusiones:
Hay que decir que la IA actual está más cerca de lo que se presenta en Her, de Spike Jonze, que del humanoide hiper-capacitado que se presenta en Ghost in the Shell, I.A. o Blade Runner: una interfaz por voz con rasgos humanos… un modelo de lenguaje altamente sensible y empático.
Theodore ha sufrido una dura ruptura y busca refugio emocional iniciando una relación con un sistema operativo (OS 1) diseñado específicamente para hacer compañía a los humanos. No quiero relatar en detalle la trama (recomiendo encarecidamente ver esta película si sois amantes del género), me interesa más describir aquí cómo interactúa Theo con Samantha:
Theo se comunica con OS 1 por voz, lo que se asemeja más a lo que hoy se conoce como VUI (Voice user interface). Algo similar a Alexa, Siri o Google Home.
Cuando no está en su cuarto solo, Theo lleva un pequeño auricular por el que escucha a Samantha. También lleva un dispositivo similar a un smartphone que tiene una cámara: esta cámara hace la función de los ojos de Samantha.
Es aquí donde Her acierta y mucho en la descripción del futuro de la IA: el uso de dispositivos que saben interpretar el lenguaje. Esta visión que se muestra como un futuro cercano puede parecer viable, pero, en realidad, ChatGPT o Bard muestran una clara distinción con Samantha (su homónimo en la ficción)... y es que Samantha tiene consciencia… está escrita como un ser humano, representa lo que un humano es. ChatGPT solo puede aspirar a dar respuestas coherentes, “solo” ha encontrado patrones lógicos de respuesta en millones de textos analizados. Esta forma de interacción por voz es algo que ya está en pugna. No tardaremos en ver un software “inteligente” que sea capaz de realizar las tareas que se le dicten de viva voz, sin que esto conlleve cientos de iteraciones para que el programa te entienda. Se podrá, entonces, mantener una conversación fluida con nuestros dispositivos. (Dos días después de escribir este artículo Open AI anunciaba la interfaz de voz de Chat GPT)
Decir, como se ha afirmado alguna vez de forma sensacionalista, que estos modelos de lenguaje pueden desarrollar consciencia, es algo similar a la pareidolia: parece consciencia, pero no lo es. Es importante destacar que en Her, una de las características más reveladoras de Samantha es el inconsciente, que se muestra en sus decisiones arbitrarias, como es el ejemplo de la elección de su nombre (porque le suena bien - afirma ella). Es precisamente esta inconsciencia la que define lo humano en el filme, como también lo hace el deseo, que se cita textualmente en la trama. Lo que libera a Samantha, lo que la hace crecer exponencialmente es el deseo. Esta inclusión no es casual, es una mención al psicoanálisis y a los estudios de Freud y Lacan. Ese inconsciente es de lo que carecen los modelos de lenguaje actuales para que en realidad puedan ser catalogados como una “Inteligencia humana”. No es extraño dudar que esta hazaña sea algo de lo que un algoritmo sea capaz… La inteligencia artificial en el cine raramente se muestra como un proceso técnico, sino que se suele representar con un personaje dotado de conciencia y humanidad que sirve como vehículo para enunciar el conflicto base: Sintético vs Natural.
Lo que me lleva a la siguiente reflexión: ¿Es la mera simulación fidedigna de lo humano suficiente para que la sociedad lo considere humano?
Esta es la premisa que se explora en Blade Runner (¿Es la mera simulación fidedigna de lo humano suficiente para que la sociedad lo considere humano?). Ridley Scott basa su largometraje en el libro: ¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas? - Philip K. Dick. En el propio título del libro se explora la idea de si algo artificial puede desarrollar una cultura similar a la humana.
Es una constante en este género cinematográfico la pregunta de si el desarrollo tecnológico pudiese, de algún modo, llevarnos a la sintetización de lo humano, a la fórmula de lo que es lo humano. Blade Runner, al contrario que muchas otras películas sobre inteligencia artificial, le da la vuelta a esa premisa y se pregunta si lo humano puede ser tan robótico, tan árido y tan alienado como una máquina que funciona a base de algoritmos. En Blade Runner los replicantes son más humanos que los propios humanos.
Esta visión del mundo está más de actualidad que nunca: El crecimiento exponencial del deep learning en todas sus facetas y la proyección de la loca idea de Elon Musk con su Neuralink han traído Blade Runner al presente pero, una vez más, en forma de metáfora. No solo el trabajo de los guionistas y actores de Hollywood está en el ojo del huracán debido al potencial de una tecnología que genera imágenes y textos a fuerza de procesamiento incesante. Las granjas de tarjetas gráficas trabajan a toda máquina para generar contenidos semi-prefabricados que buscan alinearse con los gustos algorítmicos de Google… Los humanos están siendo superados por su creación, en una singularidad bien mundana, dejando en entredicho lo que hasta ahora ha sido su medio de vida.
La famosa carta firmada por el propio Musk y Steve Wozniak, entre otros, muestra su preocupación por este asunto: el del impacto social que puede tener el desarrollo tecnológico de la IA. Las empresas en busca de la eficiencia están adoptando herramientas de IA y es aquí cuando surge la preocupación de los firmantes: ¿Puede ser la IA tan eficiente que sea incluso inhumana?¿Puede la tecnología transformar lo humano y arrebatárselo?
Y estas preguntas nos llevan hacia la siguiente película, que explora este concepto.
Esta idea (¿Puede la tecnología transformar lo humano y arrebatárselo?) es la base del conflicto que sufre la protagonista de este manga cyberpunk: Major (Motoko Kusanagi) sufre un accidente y su cerebro tiene que ser implantado en un cuerpo totalmente cibernético… lo que le hace dudar constantemente de su humanidad. Durante el filme, Major entra en contacto con una IA que se apodera de un cyborg para manifestarse en el mundo real: Puppet Master.
La unión entre el Titiritero y Major da lugar a la singularidad, a la trascendencia de la inteligencia humana, a la liberación transhumana. Esta unión de lo humano con lo sintético es algo que la ciencia ficción ha explorado de forma constante, pero que hoy tiene visos de realidad gracias,o a causa, del proyecto Neuralink. Lo que nos deja claro Hollywood es que el futuro, en este sentido, será distópico y nuestro desarrollo tecnológico parece dirigirse hacia esa distopía, no por error o por causas inesperadas, sino por propia determinación.
No es necesario que analice más películas sobre inteligencia artificial para ver cual es el “point”. Hay una parte prometedora en el desarrollo tecnológico actual: El desarrollo del VUI (Voice User interface) y los dispositivos guiados por voz serán una realidad en cuestión de años. La increíble capacidad de procesamiento y la IA hará más seguros los coches, hará más fiable el diagnóstico médico, hará más accesible la tecnología que facilite la creación de contenido de entretenimiento… pero a su vez nos enfrenta a problemas enormes que no sabemos resolver. El rápido desarrollo tecnológico puede superar nuestra capacidad de movimiento o, si se quiere, llevarnos rápidamente a un mundo distópico ya descrito por el cine y la televisión.
Los que llevan tiempo con nosotros saben que en Gigas somos amantes del cine y la ciencia ficción... Nuestras creatividades y guiños así lo demuestran. El mundo de la inteligencia artificial traerá grandes avances y retos a nuestro sector y nosotros estamos preparándonos para ello.